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Planificando el 'Tetris Humano': Por qué armar esquemas de turnos es un desafío complejo (pero solucionable)

Tomás Alcantara
Tomás Alcantara
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A primera vista, la planificación de los horarios de trabajo del personal podría parecer tan sencilla como encargar una pizza: se eligen los componentes, se espera un momento y listo. Sin embargo, la realidad es que, a diferencia de las máquinas, las personas tienen vidas, compromisos y, seamos sinceros, necesitan descansar y algo más que un simple café para rendir. Es en este punto donde la creación de esquemas de turnos se revela en su verdadera dimensión: un rompecabezas de una complejidad considerable, un verdadero desafío si no se abordan sus múltiples aristas "técnicas".

Sentarse a diseñar un horario de trabajo no es simplemente asignar nombres a casilleros. Existe una cantidad impresionante de restricciones y variables que operan de forma simultánea. Si no se gestionan adecuadamente, el resultado es un desajuste o, peor aún, un esquema de turnos que resulta inviable. Permítanme desglosar los aspectos que convierten esta tarea en una gimnasia mental digna de una competencia de alto nivel en planificación.

1. La disponibilidad (Y su contracara: cuando simplemente no se puede contar con alguien)

Este es el punto de partida, pero ya presenta sus complicaciones. Los empleados tienen momentos en los que, sencillamente, no están disponibles. Puede ser por vacaciones programadas, una enfermedad imprevista o cualquier otro motivo. Si alguien no está disponible, no se le puede asignar un turno en ese lapso. Esta es una restricción "dura"; ignorarla convierte el horario de trabajo en inviable.

Además, no todos trabajan a tiempo completo. Existen contratistas o empleados a tiempo parcial con disponibilidad limitada a ciertos días o a una cantidad de horas específica. Un esquema de turnos factible debe contemplar esto. Asignarle un turno un martes a alguien que solo trabaja jueves y viernes incumple una restricción dura y lo torna inviable. Disponibilidad y no disponibilidad son dos caras de la misma moneda que deben estar perfectamente claras.

Y para coronar este punto: la superposición de turnos. A menos que hayamos perfeccionado la clonación (¡aún no llegamos a eso!), un empleado no puede estar en dos lugares simultáneamente. Asignar turnos que se solapan a una misma persona infringe otra restricción dura y transforma el horario de trabajo en inviable.

2. Habilidades, roles y el desafío de ubicar a la persona correcta en el lugar indicado

No se trata solo de tener personal disponible; se trata de contar con la persona idónea para la tarea y en el lugar adecuado, en el momento preciso, dentro del esquema de turnos.

Ciertos puestos o turnos requieren habilidades específicas. En un hospital, por ejemplo, puede ser crucial que haya al menos una persona con formación en cuidados críticos por turno. La persona asignada tiene que cumplir con ese requisito.

Si la jornada implica movilidad entre distintas ubicaciones (como una enfermera cambiando de sala en un hospital), es necesario considerar el tiempo de traslado. Y ni hablar si el equipo se encuentra distribuido en múltiples zonas horarias. Coordinar esto siempre representa un "ejercicio interesante" al armar los horarios de trabajo.

3. La dinámica de los "pares": Quiénes sí y quiénes definitivamente no deben trabajar juntos

Aquí la complejidad aumenta, porque la planificación de un individuo afecta directamente la del otro en el esquema de turnos.

  • Pares requeridos: Hay duplas que deben trabajar conjuntamente. Un empleado nuevo como Dan, quien tiene a Ivy como mentora, no puede estar solo. Siempre debe acompañarla. No emparejar a Dan con su mentora rompe una restricción dura y hace que el horario de trabajo sea inviable. Esta relación mentor/aprendiz suele ser unidireccional: Dan necesita a Ivy, pero Ivy puede trabajar sin Dan.
  • Pares preferidos: Son duplas que funcionan bien o que se organizan para compartir el viaje. No asignarles turnos juntos no invalida el esquema de turnos, pero sí mejora la satisfacción del empleado si se logra. Son restricciones "blandas".
  • Pares prohibidos: En ocasiones, políticas internas (como Ann y Carl en una relación, si la política lo prohíbe) o simplemente dificultades interpersonales impiden que ciertas personas trabajen juntas en el mismo turno, lugar o sector. Asignarlos juntos constituye un "Par Prohibido" e incumple una restricción dura, tornando el horario de trabajo inviable.
  • Pares no preferidos: Situaciones donde es mejor evitar que coincidan para facilitarles la organización personal (como dos hermanos al cuidado de padres mayores). Evitar que trabajen al mismo tiempo contribuye a la satisfacción, aunque no sea una restricción dura en el esquema de turnos.
  • Pares bidireccionales: A diferencia de los unidireccionales, aquí ninguno de los dos debería trabajar sin el otro. Si Beth es cirujana y Carl su asistente, para una cirugía, deben estar juntos.
  • Aplicación específica por turno (Etiquetado): Estos emparejamientos no siempre aplican a todos los turnos. Un turno puede ser "etiquetado" (por ejemplo, "cirugía") para que la regla de pareo (como la de Beth y Carl) solo se aplique en ese contexto. Así, Beth puede realizar turnos no relacionados con cirugía aunque Carl no esté presente, afectando la configuración del horario de trabajo.

Gestionar todas estas reglas de emparejamiento, que pueden conformar gráficos complejos donde mover un empleado genera un efecto cascada en todo el esquema de turnos, es francamente una tarea no trivial, extremadamente tediosa y que consume mucho tiempo si se realiza manually.

4. Normativas, riesgos y el marco legal/ético (Para evitar inconvenientes mayores)

La planificación de los horarios de trabajo también debe respetar la legislación vigente y velar por el bienestar del personal. Las leyes laborales limitan las horas de trabajo por turno y exigen descansos mínimos entre ellos. Porque, como bien sabemos, las personas necesitan dormir; no funcionan únicamente a base de café.

Además, existen factores de riesgo. Asignar a alguien a un turno determinado puede ser irresponsable. Un empleado con alergias severas no debería ser expuesto a alérgenos durante su turno, y alguien recién operado no debería realizar tareas que impliquen un esfuerzo físico considerable. Estos factores pueden hacer que un empleado no sea elegible para ciertos turnos dentro del esquema de turnos.

5. Las preferencias individuales: El toque humano que marca la diferencia

Una vez que el horario de trabajo es factible (es decir, cumple con todas las restricciones duras), recién entonces podemos considerar el bienestar del equipo.

Los empleados tienen preferencias de turnos. Algunos prefieren ciertos horarios (Ivy, que es noctámbula, prefiere las noches), y otros desean evitar otros (Dan evita el turno tarde del miércoles por su partido de fútbol; un padre quiere evitar trabajar el miércoles para buscar a sus hijos del colegio). Estas son restricciones "blandas". Su incumplimiento no invalida el esquema de turnos, pero considerarlas mejora notablemente la satisfacción e incluso el rendimiento.

Como pueden apreciar, integrar todas estas reglas, variables y particularidades en un horario de trabajo coherente, justo y legal es una tarea monumental si se realiza manualmente. Se invierte tanto esfuerzo en hacerlo simplemente factible que a menudo queda poco margen para las preferencias personales. Es un puzzle de una complejidad asombrosa.

Es en este escenario donde la planificación inteligente, que utiliza algoritmos y optimización, cambia radicalmente las reglas del juego. No solo automatiza el proceso, sino que puede crear esquemas de turnos superiores a los manuales, gestionando toda esta complejidad de forma integrada.

Aquí es donde Soft Planner entra en escena como una ayuda fundamental. Nuestras soluciones de Diagramación de empleados (o Planificación de Horarios de Trabajo) utilizan Inteligencia Artificial para optimizar las jornadas, considerando todas las reglas, restricciones y preferencias. Con una plataforma intuitiva y herramientas para configurar, ajustar y analizar, pueden delegar la resolución de este complejo entramado a la tecnología y enfocarse en otros aspectos importantes de la gestión.

Con Soft Planner, configurar horarios de trabajo es sencillo, ajustar parámetros ante cambios inesperados es práctico, y se admite la planificación continua. Además, la visualización y el análisis mediante tableros y estadísticas les permiten identificar patrones y tomar decisiones con información sólida.

Así que ya lo saben, armar esquemas de turnos es un "Tetris humano", pero con la herramienta adecuada, deja de ser un dolor de cabeza para transformarse en una planificación inteligente y optimizada.